El cambio climático es uno de los grandes temas de conversación y preocupación en los últimos años. Pero hay una diversidad de opiniones respecto a su existencia y sus causas. En primer lugar, parece que este calentamiento es evidente y que una de sus causas más relevantes es el ser humano. Por otra parte, algunos sostienen que no hay calentamiento global o que si lo hay, no es causado por la actividad del hombre. ¿Cómo es posible que haya opiniones tan contrarias? ¿Acaso caben las dos posturas?
¿Cuándo se comenzó a hablar del calentamiento global? Desde hace más de medio siglo, pero lo que está claro es que desde que apareció Al Gore con su vídeo de Una verdad incómoda (An Inconvenient Truth), el tema dejó de ser propio de los científicos para pasar a todos los ámbitos. Salió a la venta como DVD a finales del 2006 en Estados Unidos, y en España se empezó a ver en la televisión a finales de 2008. Así que ahora hablan del cambio climático los políticos, empresarios, albañiles, peluqueros y estrellas de cine. Parece como si todo el mundo tuviera que opinar y tomar una postura frente a él.
¿Qué es?
¿Sabemos lo que es el cambio climático? Todos los que están en contra o a favor de él parece que sí saben lo que es. Ahora bien, ¿saben realmente lo que es? Cualquiera contestaría que el cambio climático hace referencia al aumento de temperatura que está experimentando el planeta en los últimos años. Además, algunos con un poco más de conocimientos añadirían que se debe al efecto invernadero y la emisión de gases que contribuyen a ese efecto: el vapor de agua, el metano y el dióxido de carbono (CO2).
Pero ¿qué hacen estos gases? ¿Qué es el efecto invernadero? Un artículo de The National Geographic titulado The Carbon Bathtub, ofrece una explicación sencilla de lo que ocurre. Se basa en la idea de que el mundo es como una bañera. Ésta tiene un grifo como única fuente para llenarla de agua y varios agujeros por los que el agua sale de la bañera. De modo que, en la analogía, el grifo es el calor solar que llega a la tierra, y los agujeros son las distintas cosas que absorben el calor como las plantas, el océano, los sedimentos y las piedras. Ahora bien, se tiene en cuenta entre esos agujeros el hecho de que mucho calor rebota y sale de la tierra y es aquí donde está el problema. Los gases que favorecen el efecto invernadero retienen el calor, por tanto, es como si taparan un agujero por el que el calor sale de la tierra, provocando, en el caso de la bañera, que el agua se desborde.
Con esto no se puede pensar que toda emisión de esos gases es perjudicial, porque eso es falso. Se necesitan este tipo de gases que favorecen el efecto invernadero, es decir, que impiden que salga despedido todo el calor que nos da el sol, porque sin ellos la temperatura descendería 60 grados centígrados en todo el planeta y, por tanto, lo haría inhabitable. Se requiere mantener cierto calor, pero quienes están a favor del cambio climático apuntan que se está reteniendo demasiado.
Cabe preguntarse: ¿por qué se menciona casi siempre el CO2 cuando en realidad hay otros gases que hacen que el efecto invernadero sea mayor? La respuesta es sencilla, porque el hombre es una de las causas principales de emisión del gas. ¿Por qué el hombre favorece que haya más dióxido de carbono? El ecólogo Arturo Ariño apunta que “esto se debe principalmente a dos mecanismos: quemar combustibles fósiles, a saber, carbón, petróleo y gas natural y cambiar la cantidad de terreno que está cubierto por vegetación: la deforestación”. De modo que el hombre no sólo emite más dióxido de carbono sino que también reduce la capacidad de la tierra para absorberlo, ya que los árboles son mecanismos importantes de absorción del gas. Volviendo a la imagen de la bañera, los árboles son uno de los agujeros por los que sale el calor solar y si desaparecen, se pierde otro agujero.
Así, algunos creen que el problema es que el hombre está emitiendo más gases de los que permitirían tener una temperatura adecuada a la tierra, provocando así el sobrecalentamiento y sus funestas consecuencias. El Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), grupo internacional creado por las Naciones Unidas para evaluar el cambio climático, señala estas consecuencias: el deshielo de los dos polos y la consecuente subida del nivel del mar, el aumento de precipitaciones, la migración de animales a distintas zonas del planeta y la proliferación de insectos. Además, advierte que de continuar la crecida de la temperatura podrían aumentar la fuerza y frecuencia de huracanes y tormentas.
Divergencia científica
Así se explica el cambio climático, pero no todos los científicos están de acuerdo con esta explicación, aunque son una minoría. Un reporte que se presentó al Senado de Estados Unidos a finales de 2008 contenía la firma de más de 700 científicos de todo el mundo que no compartían la idea de que el calentamiento global fuera causado por el hombre. La mayoría de estos científicos sostienen que hay ciclos de calor en la tierra y que los datos de temperaturas se han empezado a registrar hace muy poco tiempo. Piensan que estamos en una parte del ciclo en que el planeta está más caliente, pero con el tiempo volverá a estar más frío. En fin, que el hombre no influye en el calentamiento ni en el enfriamiento de la tierra.
Esta postura sobre el cambio climático se trasluce en un vídeo para responder al de Al Gore que se llama El gran fraude del calentamiento global (The great Global Warm Swindle). Utiliza recursos parecidos a los de Al Gore para concluir una cosa completamente contraria. Este vídeo fue hecho en 2007 por Channel Four de Gran Bretaña.
Pero, ¿es verdad que hay esta divergencia? Según el profesor Arturo Ariño las discusiones sobre el cambio climático no son tan agudas como a veces se nos presentan. “Los científicos no discuten que haya cambios climáticos—dice el ecólogo—. Que el clima esté cambiado ahora con respecto a un período anterior, tampoco parece muy discutible. Que el cambio sea causado por la actividad humana se discute relativamente poco. Se discute sobre la magnitud de esa contribución y si existen o no existen otros fenómenos que no estamos teniendo en cuenta y que no conocemos lo suficientemente bien como para poder saber exactamente qué ocurre”. Así pues, los científicos no están seguros de cuál es el principal factor del cambio climático, pero sí están seguros de que el hombre contribuye a él.
A España, ¿qué?
Se habla de calentamiento a nivel global, pero eso, ¿en qué afecta a España? Según al Climate Vulnerability Monitor 2010: The State of the Climate Crisis, España es un país que se resentirá mucho en los próximos 20 años por el calentamiento, sobre todo, lo padecerá el hábitat español. Según el estudio, la vulnerabilidad de España es máxima y para 2030 el país sufrirá una desertificación. También apunta que el país no es el que corre mayor riesgo, ya que no afectará tanto a la economía y la salud.
Parece conveniente apuntar que España ha aumentado su emisión de CO2 de manera considerable. Según el IPCC en 1960 sus emisiones eran de 1,69 toneladas métricas per cápita y en la actualidad han superado las 8 toneladas métricas per cápita. Pero se han tomado medidas y las emisiones se han reducido debido a una disminución en el empleo de combustible y el uso de energías renovables, según el sumario de resultados del Inventario de gases de efecto invernadero en España, hecho por el Ministerio de medio ambiente, y medio rural y marino.
¿Hay alguna solución?
Y entonces, ¿qué se puede hacer? El profesor Ariño se muestra escéptico ante la posible disminución de emisiones de dióxido de carbono por parte de la humanidad porque “al planeta no le importa la ética. A la atmósfera le da exactamente igual que la emisión de CO2 venga de los ciudadanos americanos o de ciudadanos chinos. El principal emisor de estos gases es China y está fuera de cualquier medida de control. Es irrelevante lo que se haga en Norteamérica y Europa si en China, Brasil e India se hacen más de dos tercios de las emisiones del gas actualmente”.
Así pues, son los países en vía de desarrollo quienes más favorecen al cambio climático. El profesor de la Universidad de Navarra apunta que “las estrategias de reducción de emisiones son socialmente incómodas porque suponen un cambio en el estilo de vida que en general la gente no está dispuesta a admitir”. De modo que hace falta un consenso mundial para hacer frente al problema. Pero esto es muy difícil de conseguir. Además, la tecnología para reducir la cantidad de emisiones existe, pero es muy cara. Por lo que se puede concluir que para la gran mayoría del mundo estas tecnologías están fuera de su alcance. Habrá que esperar los frutos de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se está celebrando ahora y terminará el 9 de diciembre.






